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Primer gran cargamento de hachís en Argentina: origen y efectos de una droga poco conocida en el país

Primer gran cargamento de hachís en Argentina:

Publicado: 12 de Enero de 2023
Fuente: Diario la Republica


El hachís es una sustancia psicotrópica de gran potencia, que se obtiene de la resina que hay en los cogollos de las plantas de marihuana.

En el mundo hispano se escribe hachís, pero suele pronunciarse -al modo internacional- hashish. En estas líneas, los detalles de esta droga (curiosamente, poco popular acá, aun siendo un derivado del cannabis), de la que autoridades de la Aduana acaban de secuestrar un cargamento de más de 17 kilos que venían de Estados Unidos adentro de una aspiradora.

El hachís es un poderoso primo hermano de la marihuana, un derivado del cannabis cuya concentración de THC, la sustancia psicotrópica de la planta, supera (varias veces) la de la marihuana.

Aun si están hechos con flores (el formato más “potente”), los cigarrillos de marihuana (“porros”, para decirlo sin eufemismos) no superan el 15% de concentración de THC.

En cambio, una pipa de hachís en estado de pureza puede llegar al 80% de concentración. Y con la sustancia adulterada (que es como suele llegar al consumidor) rondará el 40%, más del doble que la marihuana.

Ahora bien, ¿por qué el hachís es tan poco popular en la Argentina?

Antes de seguir, un dato de color.

En árabe, la palabra “hachís” significa “hierba seca”. Increíble pero real, la etimología del verbo “asesinar” está directamente ligada a ella.
Se debe al apodo que los cristianos usaron en la época de las cruzadas para designar a los nazaríes, secta de Oriente Medio activa entre los siglos X y XIII.
Como (desde el punto de vista cristiano) los nazaríes consumían hachís antes de llevar a cabo sus crímenes, sus contrincantes los llamaron “hashshashin” o “assassins”. Es decir que el “asesino”, entonces, era aquel “adicto al hachís”.

Particularidades del hachís y la marihuana

Tanto la marihuana como el hachís se fuman (quienes en algún puestito de feria hayan visto unas minúsculas pipas artesanales, ahora sabrá para qué son…).

Pero la diferencia más evidente entre estas drogas es que la marihuana se hace con un “picadillo” de las partes secas de la planta, mientras que el hachís se basa en la resina del cannabis, de la que luego resulta una masa compacta, parecida a un pedazo de cera.

Es lo que los expertos llaman “concentrado” del cannabis. Usando las palabra de Carlos Damin, jefe de la cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina (UBA) y de esa unidad en el Hospital Fernández, además de director de FundarTox, “el hachís tiene un porcentaje mucho más alto de cannabinoides, que son los principios activos de la planta”.

“La planta de marihuana tiene unos 400 productos químicos, de los cuales cerca de 80 son psicoactivos. De esos productos, el hachís es el más rico en cannabinoides”, afirmó.

Por qué el hachís es poco popular en Argentina

Según Damin, “el hachís ha entrado en Argentina en algunos momentos, pero no se ha comercializado demasiado acá”.

Esto tiene que ver con varios factores, dijo: “Uno de ellos es la cuestión del procesamiento. Acá no se produce droga. La droga normalmente ingresa desde otro lugar, si bien puede ser que se termine alguna etapa”.

Así, “mientras la marihuana se hace afuera y ya viene prensada, lista para consumir fumándola, el hachís requiere un proceso químico que se realiza poco en esta zona”.

“Sin embargo, hay gente que esporádicamente lo trae. Quienes lo consiguen y consumen, muchas veces terminan en el hospital, ya que, al tener una concentración alta, los efectos son más potentes y, también, más visibles”, aclaró el médico.

Los problemas de consumir hachís

Damin dividió los efectos del consumo del hachís en base al tipo de consumidor: el esporádico, por un lado, y el asiduo, por otro.

“En el momento agudo del consumo, el hachís produce mucha distorsión de la realidad, una distorsión sensorial y sensoperceptiva: el tiempo se alarga, los colores y olores se intensifican”, enumeró.

Además, siguió, “hay una sensación de relajación y de bienestar, que va acompañada por una risa inmotivada, sinsentido, con una alteración del pensamiento y del juicio en el momento del consumo”.

¿Otros efectos? “Aumento del apetito y de sensación de sequedad en la boca y la garganta. También, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria. Y una mayor ansiedad e insomnio, acompañado por un estado de alerta”, apuntó.

Cuando la cantidad consumida es directamente tóxica, “se pueden producir alteraciones cardíacas y distorsiones de la realidad al punto de generar accidentes incontrolables”.

Si bien Damin señaló que “es raro que el hachís o la marihuana provoquen la muerte (aun en cuadros de intoxicación aguda), a largo plazo se ven enfermedades nada deseables, como varias respiratorias: EPOC y tos y bronquitis crónica, “lo que por supuesto puede llevar a padecer cáncer de pulmón”.

¿Otras alteraciones a largo plazo, posibles en los consumidores asiduos? Las “neurocognitivas, además de alteraciones psiquiátricas, en especial en aquellos que tienen alguna afección de base”.

Y se suman los cambios hormonales ligados al consumo frecuente de estas drogas: “Por ejemplo, en el número de espermatozoides, en el hombre, y en el ciclo menstrual, en la mujer”.

Por último, está el problema de la dependencia. “Además del alcohol, estas sustancias pueden ser una puerta de entrada a otras drogas. Las más duras. Las que más riesgo generan”.

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