Medio: infobae.com
Publicado: 11 de Mayo de 2021
“En las últimas horas, se conoció el caso de un joven de 19 años que alcoholizado al volante chocó su vehículo y, como resultado del violento impacto, dos de los jóvenes que lo acompañaban murieron en el acto. Todos los años, de acuerdo a los registros oficiales mueren más de 5.000 personas por accidentes de tránsito en la Argentina
Escuchamos estas historias con demasiada frecuencia. Otra muerte evitable como resultado de conductores ebrios. Hay demasiados amigos, padres y hermanos que han perdido a sus seres queridos por automovilistas que conducen en estado de ebriedad
Los hechos viales son la principal causa de muerte en jóvenes en la Argentina. Y aunque no podamos saber con exactitud cuántos siniestros con jóvenes involucrados son consecuencia del alcohol, un estudio realizado por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) y Sedronar en 2018 concluye que quienes manejan después de haber bebido son en su mayoría hombres menores de 35 años. En este relevamiento hecho en 32 hospitales públicos, los resultados según rango de edad evidenciaron que el consumo de alcohol previo a la conducción se concentraba principalmente en jóvenes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos los años fallecen en el mundo aproximadamente 1.35 millones de personas como consecuencia de los siniestros viales
Con el objetivo de reducir la siniestralidad y las víctimas fatales en los accidentes de tránsito, el Gobierno impulsa la sanción de un proyecto de ley de “tolerancia cero” al consumo de alcohol al volante. Y si bien el texto aún no se trató en las comisiones y apenas fue ingresado, la iniciativa tendrá que sortear las resistencias de legisladores del oficialismo y de la oposición, que decidieron cerrar filas detrás de la industria bodeguera y vitivinícola.
Los especialistas coinciden en forma enfática: debe existir tolerancia cero en relación al consumo de alcohol al volante. El doctor Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández, de la Cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la UBA y presidente de Fundartox, equipo de profesionales especializados en todas las áreas vinculadas a la Toxicología, advirtió: “Tener una ley de alcohol cero al volante es muy muy importante para la Argentina. En las provincias que hemos logrado alcoholemia cero a la hora de conducir, la siniestralidad se redujo sustantivamente. En algunas jurisdicciones en un año ha bajado un 35%”.
“Desde Fundartox venimos trabajando hace muchos años en una Ley de Alcohol Cero. Hace algunos años hicimos un estudio en el Hospital Fernández que demostró que el 31,5% de los pacientes que ingresaban por un accidente de cualquier tipo era positivo para alguna sustancia, en donde el alcohol era claramente la que llevaba la delantera”, señaló Damin. “Es indispensable el concepto de que si uno va a conducir un vehículo no tiene que tomar, por eso tiene que ser cero. Ya que cuando se marca el 0,5 la gente está midiendo todo el tiempo cuánto puede tomar para que no lo sancione la policía. El concepto es otro: tiene que ser alcohol cero para evitar accidentes, no para que no me cobren la multa. Es muy importante y urgente que la Argentina tenga una Ley de Alcohol Cero, es importante que nos concienticemos que el alcohol al volante mata, y debe ser cero: no se puede tomar nada de alcohol si se va a manejar y si se va a manejar un vehículo y se tomó previamente, tiene que ser otra la persona que se ponga detrás del volante”.
¿Qué genera el alcohol en las personas? Según el toxicólogo Carlos Damin, “siempre produce efectos en cualquier concentración sobre el sensorio, es decir el estado de consciencia de las personas. Incluso la ley actual marca que 0,2 gramos por litro es lo permitido para un conductor de motocicleta porque con 0,3 la persona empieza a dejar de tener equilibrio. Por lo tanto los reflejos se ven disminuidos, la capacidad de reacción se ve afectada, la velocidad en esa reacción, entre que una persona percibe el riesgo y/o el peligro y acciona por ejemplo el freno, está demorado por el alcohol, por este motivo es indispensable que la alcoholemia sea cero al conducir un vehículo”.
“A medida que la concentración del alcohol va aumentando en sangre, el efecto sobre el sistema nervioso central es mayor y siempre es depresivo, deprime el sistema nervioso en cualquier concentración y a medida que aumenta la depresión es mayor, superando los 0,5 los reflejos empiezan a estar con grandes dificultades, después produce somnolencia y por último genera la no capacidad de reacción y percepción del riesgo y del peligro”, pormenorizó Damin.
De acuerdo al jefe de Toxicología del Hospital Fernández, “otro de los problemas importantes que produce el alcohol es la sensación de seguridad: una persona con baja concentración de alcohol tiene la sensación de que está haciendo todo bien. Hay muchos test neurocognitivos que demuestran que una persona con baja concentración de alcohol consumido cree haber hecho todo bien y comete muchos errores en ese hacer. Esa falsa sensación de seguridad que da el alcohol es lo que hace que aumente la velocidad de conducción, que aparezcan las maniobras intempestivas, de riesgo, que se tienen y evidencian en los accidentes cuando finalmente ocurren”.
“Incluso con bajas concentraciones de alcohol, el juicio crítico está alterado y la capacidad de dimensionar por ejemplo sobrepasar a otro auto, dimensionar la velocidad y distancia, también se encuentran alterados en alguien que consumió alcohol”, concluyó el toxicólogo.